El galvanómetro más simple de imán móvil, está compuesto por un anillo vertical de cobre de gran diámetro, donde se sitúa en el centro una pequeña aguja imantada, se denomina este aparato galvanómetro de tangentes y fue uno de los primeros aparatos empleados en la medida de corrientes (1840 - 50).
La aguja puede girar alrededor de un eje vertical, estando suspendida por un hilo de seda donde el par de torsión es despreciable. La aguja se orienta inicialmente por la acción del campo magnético terrestre H. Al aplicar después corriente a la bobina, la aguja se orienta por la acción de los dos campos formando un ángulo α respecto a la posición de reposo de tal forma que se cumple:
tan α = (k∙I)/H
donde K indica la constante de la bobina, I su corriente y H la intensidad del campo magnético terrestre horizontal en ese punto.
Basándose en este galvanómetro simple, Lord Kelvin desarrollo una serie de aparatos en los que mejoraba la sensibilidad del galvanómetro de tangentes, atenuando la acción del campo magnético terrestre y aumentando también el campo alrededor de la aguja imantada. La idea consistía en utilizar dos pequeñas agujas imantadas del mismo tamaño e igual momento magnético orientadas en sentido contrario y suspendidas por un hilo de seda que puede girar sobre su eje. Si H es la intensidad horizontal del campo magnético terrestre, las agujas imantadas se verán sometidas a unos pares de magnitud m∙H∙sen α, iguales y de sentido contrario (m indica el momento magnético de las agujas y α el ángulo formado por la dirección de la aguja y H), lo que representa un instrumento de tipo astático, sobre el que no influye la acción del campo magnético terrestre.
Supongamos que se coloca la primera aguja dentro de una bobina arrollada en un sentido, y la segunda aguja, dentro de otra bobina devanada en sentido contrario. Al pasar una corriente I por las bobinas puestas en serie, se obtendrá un instrumento astático de extremada sensibilidad, cumpliéndose tan α = k∙I es decir dando una desviación proporcional a la corriente. Kelvin construyó también galvanómetros de este tipo colocando varias bobinas en diversas secciones por las que hacía circular dos corrientes distintas, obteniendo un galvanómetro diferencial donde medía la diferencia entre dos corrientes.